Hospital: Complejo Hospitalario de Jaen
Nº: C2021-470
Aut@r o Autores: Marta Herruzo Rivas, Ana María Carrillo Colmenero, Carmen Martínez Huertas
Presentación
Paciente varón de 57 años que acude tras accidente de tráfico y presenta TCE con scalp craneal. Se realiza TAC columna cervical donde se observa fractura del proceso transverso izquierdo de C1, fractura oblicua que afecta a masa lateral izquierda y a arco posterior derecho de C2 y de C3 con afectación de agujero de conjunción izquierdo de ambas. Se solicita angioTC para descartar lesión de la arteria vertebral izquierda, y se observa una oclusión del segmento V2 de la arteria vertebral izquierda a nivel de C4, con bajo flujo proximal y repermeabilización distal a través de la arteria vertebral derecha. El paciente es tratado conservadoramente con HBPM, collarín cervical y posteriormente intervención con tornillo transpedicular C2 izquierdo, evolucionando adecuadamente.
Discusión
La disección arterial craneocervical es una entidad poco frecuente (5/100.000 habitantes por año), normalmente de origen traumático (secundaria a hiperextensión del cuello o a trauma penetrante). La lesión de la arteria vertebral es menos sintomática que la carotídea, pero más frecuente. El mecanismo que lo produce puede ser por un hematoma intramural secundario a sangrado de los vasa vasorum o desgarro en la íntima que provoque la entrada de sangre entre las distintas capas de la pared arterial. Se produce una disminución del calibre de la arteria que puede llegar a condicionar una obstrucción completa del vaso. Existe un elevado riesgo de ictus isquémico, que puede ser secundario al desarrollo de trombos en el punto de desgarro arterial (mecanismo tromboembólico) o a la disminución de flujo a través de la arteria estenótica u obstruida (mecanismo hemodinámico). Debido a la gravedad, es importante un diagnóstico precoz ayudado de pruebas de imagen. Para su diagnóstico es útil el angioTAC con proyecciones de máxima intensidad (MIP) y volume rendering (VR), donde es característico encontrar el “signo de la cuerda” que consiste en la disminución progresiva e irregular de la luz de la arteria disecada. El tratamiento es controvertido. A pesar de la frecuente resolución espontánea (85%) suele realizarse un tratamiento anticoagulante pudiendo asociarse antiagregantes. El tratamiento invasivo se basa en la reconstrucción endovascular mediante la colocación de stent y solo se realiza en casos seleccionados.
Conclusión
La disección de la arteria vertebral se asocia con frecuencia a los traumatismos craneocervicales y supone una situación grave que requiere de un diagnóstico precoz, para lo cual el radiólogo desempeña un papel fundamental en su diagnóstico.
Bibliografía
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