Hospital: Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria (HUNSC)
Nº: C2021-85
Aut@r o Autores: Mónica Fernandez del Castillo Ascanio , Carlos Alberto Marichal Hernández, Candela González González, Nimar Núñez Vila, Violeta Pantoja Ortiz, Jorge Luis Cabrera Marrero
Presentación
Mujer de 42 años con dolor abdominal difuso de predominio en fosa iliaca derecha, de 2 días de evolución, que ha ido en aumento. Discreta leucocitosis. Se solicita ecografía abdominal por sospecha de apendicitis aguda. Se realiza dicha ecografía objetivando durante la misma que la paciente presenta signos de irritación peritoneal e importante inquietud al no poder mantenerse en decúbito supino. Como hallazgos destacan la presencia de moderada cuantía de líquido libre abdomino-pélvico marcadamente hiperecogénico lo que nos hace pensar en un hemoperitoneo, si bien la hemoglobina de la paciente es normal. No vemos signos de apendicitis aguda. Trasladamos a la paciente a la sala de TC donde se confirma la presencia de líquido libre cuyas UH son de 15-20 aproximadamente (se descarta hemoperitoneo). Además se visualiza lesión anexial derecha de predominio graso compatible con teratoma, y la clave para el diagnóstico nos la da la presencia de focos de densidad grasa en región subfrénica derecha ya que nos sugieren que dicho teratoma se haya roto. La paciente es llevada a quirófano donde evidencian líquido libre de aspecto oleoso (ascitis quilosa) y un teratoma ovárico derecho con signos de rotura, confirmando nuestro diagnóstico radiológico.
Discusión
El teratoma quístico maduro es el tumor benigno de ovario más frecuente representando entre el 10-20% de todos los tumores ováricos. Su pico de incidencia está entre los 20 y 40 años, y dentro de sus posibles complicaciones se encuentran: la torsión, rotura, transformación maligna (más frecuente a carcinoma epidermoide), infección y la anemia hemolítica autoinmune. La rotura a su vez es una complicación poco frecuente (1-4%) que se puede producir espontáneamente (complicación aún más rara ya que su pared suele ser gruesa) o en asociación a torsión, traumatismo, infección, trabajo de parto o durante la extirpación quirúrgica. Cuando se produce la ruptura (aguda o crónica) el contenido sebáceo difunde a la cavidad abdominal provocando una irritación e inflamación del peritoneo. El vertido crónico es más frecuente que la ruptura aguda y en su lugar se producirá una inflamación granulomatosa crónica. Las técnicas de imagen (US, TC, RM) en algunos casos nos mostrarán la ruptura de la pared, pero la presencia de líquido libre con niveles de densidad grasa nos darán el diagnóstico. Se producirá una peritonitis donde podremos ver ascitis, infiltración del omento focal o difusa y la presencia de masas inflamatorias afectando al omento o a las asas intestinales. Los niveles líquido-grasa indican la presencia de ascitis quilosa la cual a su vez puede ser vista en otras patologías como la tuberculosis, linfoma, traumatismo, procedimientos quirúrgicos y linfangiectasia intestinal.
Conclusión
La rotura espontánea de un teratoma quístico maduro es extremadamente rara, si bien ante una paciente con dolor abdominal, una lesión anexial con niveles de densidad grasa y la presencia de ascitis debemos pensar en este diagnóstico poco habitual.
Bibliografía
- Koirala S, Adhikari K, Khadkha S. Spontaneous Rupture of an Ovarian Dermoid Cyst Associated with Intra-Abdominal Chemical Peritonitis: Characteristic CT Findings. NJR VOL 9 No. 2 ISSUE 14 July-Dec; 2019. - Jurado Gallardo C, Tejero Alcalde M, Galean